La arquitectura del Mucem

Frente al mar, en el antiguo muelle del puerto J4, el edificio diseñado por Rudy Ricciotti (en asociación con Roland Carta) es el corazón del Mucem. Aquí tienen lugar las grandes exposiciones, así como todos los actos del programa artístico y cultural del museo.

El edificio J4 alberga las principales exposiciones del museo en dos niveles:

• En el nivel 0, la exposición semipermanente: la Galerie de la Méditerranée (1.600 m2).
• Esta galería temática es modular en su presentación, y cambiará cada tres o cinco años.
• El Nivel 2 alberga las exposiciones temporales (2.000 m2).
  La flexibilidad de los espacios permite dar a cada exposición la superficie que necesita (entre 300 m2 y 2.000 m2).

También dispone de un auditorio de 335 plazas (para conferencias, espectáculos, conciertos y ciclos de cine), un espacio de proyección audiovisual (“La Médinathèque“, en colaboración con el INA), un espacio infantil (“L’Ile aux trésors“), una librería y una brasserie y restaurante con terraza panorámica.

Por último, incorpora las instalaciones “entre bastidores” indispensables para una instalación de este tipo: talleres, almacenes, oficinas, zonas reservadas a la conservación y la investigación, etc.

Arquitectura que combina destreza técnica y potencia estética

Inaugurado en 2013, el edificio J4 ya es mundialmente conocido por su arquitectura, que combina destreza técnica y potencia estética. Este cubo de elegante encaje de hormigón forma un cuadrado perfecto de 72 metros de lado. Está sostenido por 309 columnas arborescentes, que rodean las salas de exposición, liberando al centro del edificio de cualquier función portante. Los pilares están hechos de UFFC (Ultra-Performing Fibred Concrete), un material de última generación tan flexible como resistente.

De libre acceso desde la planta baja, dos rampas exteriores serpentean hasta la azotea, invitando a los visitantes a dar un fascinante paseo hacia arriba, que ofrece vistas panorámicas del Fuerte Saint-Jean, el mar abierto y el horizonte, visibles a través de la fina malla de hormigón que envuelve delicadamente el edificio.

Desde la terraza, una pasarela aérea se extiende hacia Fort Saint-Jean. Aquí no hay arcos ni tirantes, sino una simple línea de hormigón negro suspendida a 19 metros del suelo. Un desafío técnico posible gracias a las excepcionales propiedades del UHPC.

Cuando cae la noche, el edificio cobra vida con suaves luces diseñadas por el artista Yann Kersalé, como un nuevo faro a las puertas de Marsella.

El sesgo conceptual del proyecto arquitectónico de Rudy Ricciotti y Roland Carta

Las vistas, el mar, el sol, la mineralidad son decisivos en un programa que se ha convertido en federativo y cognitivo. En primer lugar, un cuadrado perfecto de 72 metros de lado, una planta clásica, latina, bajo el control de Pitágoras. Dentro de este cuadrado hay otro cuadrado, de 52 metros de lado, que contiene las salas de exposiciones y conferencias, identificadas como el corazón del museo.

Alrededor, debajo y encima están las zonas de servicio. Pero entre el corazón del edificio y las zonas de servicio, hay huecos que rodean toda la plaza central, formando espacios de conexión. Más interesado en la vista hacia el fuerte, el mar o el puerto, el visitante culturalmente distraído elige esta ruta. A lo largo de dos rampas entrelazadas, se sumergen en el mundo imaginario de la Torre de Babel o de un zigurat, subiendo al tejado y hasta el Fuerte Saint-Jean. Esta grieta periférica es un soplo de yodo fresco, la proximidad del foso de agua marina, para disipar cualquier duda que pudiéramos tener sobre el uso de la historia de nuestras civilizaciones. El Mucem es una casba vertical.

La elección tectónica de un hormigón excepcional, fruto de las últimas investigaciones de la industria francesa, reduciendo sus dimensiones hasta no ser más que piel y huesos, afirma un carácter mineral bajo las altas murallas del Fuerte Saint-Jean. Un único material con el color del polvo mate aplastado por la luz, fuera de la vista del brillo tecnológico y del consumismo, ensalza lo denso y lo frágil. El Mucem es evanescente en un paisaje de piedra y orientalista en sus sombras sobre el rostro. En el cielo que cruza el muelle, una alfombra voladora navega hacia el fuerte.

Iluminación de edificios por Yann Kersalé

Para Yann Kersalé, el Mucem debe ser una caja de resonancia cultural del Mediterráneo, animada por el mar. Este edificio nocturno se convierte en la memoria de los Blues: una transición entre todas las culturas que exhibe, y este mar mítico de fuerte carácter. Una perpetua pulsación de luz que hace temblar sus fachadas de encaje. El mar está ahí, incrustado en las paredes para afirmar su importancia en el diseño de las exposiciones interiores.

Por la noche, el Mucem recrea la vitalidad del Mediterráneo mediante una instalación de luz de colores. La iluminación diseñada por Yann Kersalé resalta todas las fachadas del edificio, dándole una visibilidad marítima y terrestre, actuando como señal en la noche.

Las fachadas sur y oeste son la matriz del proyecto, donde la luz desempeña el papel de múltiples pieles en una monocromía de azul y turquesa, dando la impresión de una emoción acuática.

Este proyecto artístico se benefició de un 1% de financiación artística.