Clément Cogitore, Ferdinandea, la isla efímera



Entre finales de junio y mediados de julio de 1831, la actividad volcánica submarina dio origen a una nueva isla en el Mediterráneo, en el canal de Sicilia, frente a Túnez. Los marineros y habitantes de las costas cercanas temían el despertar de un monstruo marino, mientras el nuevo territorio despertaba la curiosidad de los científicos y el ansia de posesión por parte de las potencias europeas en plena expansión colonial.
En el plazo de unas pocas semanas, la isla fue reclamada por su posición estratégica por Gran Bretaña, por Francia y por el Reino de las Dos Sicilias, entre otros. Pero la competición duró poco: transcurridos apenas seis meses desde su aparición, la isla recién formada volvió a hundirse bajo las olas del Mediterráneo. Sus múltiples nombres permanecen registrados en los diversos archivos europeos. Para el Reino de las Dos Sicilias, en honor al rey Fernando II de Borbón, su nombre es “Ferdinandea”, “Julia” para los franceses en referencia a la Monarquía de Julio y “Graham” para los ingleses en honor a Sir James Graham, Primer Lord del Almirantazgo. Adormilada a pocos metros de profundidad, la roca basáltica sigue estando vigilada de cerca por los sismólogos. ¿Podría una nueva erupción en cualquier momento hacerla resurgir y dar lugar una vez más a maniobras geopolíticas, logísticas de explotación y de exclusión por parte de potencias imperialistas?

Clement Cogitore © Kenza Wadimoff

Entre finales de junio y mediados de julio de 1831, la actividad volcánica submarina dio origen a una nueva isla en el Mediterráneo, en el canal de Sicilia, frente a Túnez. Los marineros y habitantes de las costas cercanas temían el despertar de un monstruo marino, mientras el nuevo territorio despertaba la curiosidad de los científicos y el ansia de posesión por parte de las potencias europeas en plena expansión colonial.

En el plazo de unas pocas semanas, la isla fue reclamada por su posición estratégica por Gran Bretaña, por Francia y por el Reino de las Dos Sicilias, entre otros. Pero la competición duró poco: transcurridos apenas seis meses desde su aparición, la isla recién formada volvió a hundirse bajo las olas del Mediterráneo. Sus múltiples nombres permanecen registrados en los diversos archivos europeos. Para el Reino de las Dos Sicilias, en honor al rey Fernando II de Borbón, su nombre es “Ferdinandea”, “Julia” para los franceses en referencia a la Monarquía de Julio y “Graham” para los ingleses en honor a Sir James Graham, Primer Lord del Almirantazgo. Adormilada a pocos metros de profundidad, la roca basáltica sigue estando vigilada de cerca por los sismólogos. ¿Podría una nueva erupción en cualquier momento hacerla resurgir y dar lugar una vez más a maniobras geopolíticas, logísticas de explotación y de exclusión por parte de potencias imperialistas?


Clement Cogitore © Kenza Wadimoff






